Los dieciocho años no me han traído más que problemas y responsabilidades. No es difícil lidiar con las responsabilidades, si eres responsable; pero sí que es difícil lidiar con los problemas (depende del tipo). De pronto te encuentras con que has acabado en el instituto y tienes que afrontar un montón de gastos: Si no te dan beca tienes que pagar la matrícula de la universidad, sacarte el carnet, mientras tanto sacarte el abono transportes, hacer tu curriculum y por norma general buscar un trabajo a tiempo parcial, que dada la situación podría ser una historia propia del mismísimo Indiana Jones. E incluso si trabajo con un contrato el tiempo suficiente, tengo que declarar a hacienda (es una de las cosas más preocupantes). Evidentemente para la mayoría de los jóvenes, sus expectativas de futuro no son proporcionales a sus ingresos.
Hay quién ve cumplir la mayoría de edad como una bendición: puedo entrar en la discoteca, ahora puedo comprar alcohol; me matriculo en la universidad, me toco los cojones y me voy de fiesta; papá y mamá ya no me controlan etc. Así va el mundo. Para el que piensa todo lo que tiene que hacer sólo traen sudores. Otra razón que me llena de desasosiego. Súmesele a las enseñanzas académicas tan poco estimulantes y nos sale un año redondo.
Si piensas que a partir de los 18 (e incluso de los 23) empezarás a conocer gente interesante, siento defraudarte, son igual de idiotas que con 17. Mismos animales en distinta jaula.
18
martes, junio 15, 2010
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Sound
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martes, junio 15, 2010
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